LA VENERACIÓN Y PROSTERNACIÓN ANTE LOS SAGRADOS ICONOS
Christos Krikonis, Profesor de la Facultad de Teología de la Universidad de Salónica
La característica fundamental y esencial de la Iglesia Ortodoxa es el uso, la reverencia y la veneración de los sagrados iconos de Jesucristo, la Virgen y todos los Santos. Porque por medio de ellos se expresa su carácter tanto mundano como sobrenatural. Esta realidad es la que quisieron poner de manifiesto aquellos santos padres de la Iglesia que llamaron al primer domingo de la Cuaresma "Domingo de la Ortodoxia". En él, se celebra el aniversario de la readmisión de los sagrados iconos decidida, en el 843, por resolución del VII Concilio Ecuménico.
Desde luego, la prosternación y veneración de los sagrados iconos viene impuesta por diversas razones.
La primera es la necesidad de fijar el pensamiento y el alma de los fieles a los receptores de sus oraciones, sus súplicas y sus plegarias, pero también de sus alabanzas y agradecimientos, es decir, a los Santos representados. Los fieles, al rezar ante los sagrados iconos descansan el alma, viendo las figuras concretas de los Santos representados, aunque sea, como dice el apóstol San Pablo "en espejo y en enigma", y ello se debe a que de este modo sienten la presencia de aquéllos en su intercesión y embajada ante Dios y depositan en ellos su confianza al orar y rogar.
La segunda razón fundamental es el gran valor didáctico de los iconos sagrados, por su ubicación en los templos sagrados y en el culto divino. Por medio de ellos todo cristiano aprende cómo premian Dios y la Iglesia a aquellos que permanecieron en la tierra fieles a Su voluntad, y se mostraron dignos de la crucifixión y la obra redentora de Dios hecho hombre. Este premio lo representan en los iconos especialmente las aureolas de los Santos.
La tercera razón es la mútliple sacralidad de los sagrados iconos, que procede de diversos factores, entre los cuales los más importantes son la ubicación de los iconos en los templos sagrados y el culto divino, la enseñanza teológica de la Iglesia de que toda prosternación y veneración de los iconos sagrados "pasa al original", y los diversos milagros históricos que se les han atribuido.
Quien reza ante los iconos siente que se encuentra en un diálogo personal directo con los santos de Dios representados. El icono podría compararse a un intérprete e intermediario, amado por Dios, de este diálogo, que deja fijado el ser del que reza.
Por ello el VII Concilio Ecuménico caracterizó la veneración y prosternación ante los iconos sagrados "institución y tradición de la Iglesia, autorizada y grata a dios, justa reclamación y necesidad de todos los cristianos".
Mediante estos iconos no se transgrede ni desnuda la inefabilidad de la Divinidad, sino que simplemente se describe la representación histórica de la presencia y vida de Cristo en la tierra. Dado que todos los Santos representados son plasmaciones "a imagen y semejanza de Dios" de una sola Divinidad, sus iconos sagrados son plasmación de su perfección espiritual en el mundo, siempre de acuerdo con la declaración de Basilio el Grande de que "la veneración y reverencia de los sagrados iconos pasa al original".
Los primeros iconoclastas, incitados sistemáticamente por las acusaciones, lanzadas por los Judíos, de idolatría por parte de los critianos que veneraban y reverenciaban los iconos sagrados, exageraban ciertos desvíos y extremismos y aprovechaban, a fin de difamarlos, algunos casos aislados de simples analfabetos, y a veces de cristianos muy devotos que se daban a exageraciones y desvíos en la veneración de los iconos. La Iglesia, con su enseñanza ortodoxa elaborada para la veneración y reverencia de los iconos sagrados, afrontó a tiempo estos fenómenos de casos aislados de abuso. Su línea correcta había sido ya formulada por Basilio el Grande. Según el espíritu de las resoluciones del VII Concilio Ecuménico, los iconos enseñan cómo se asemejan, por la gracia, los santos representados a Dios, por medio de la santidad de sus vidas, y por ello es apropiado que se les depare veneración y reverencia. Al respecto, San Juan Damasceno escribe: "el que no (los) reverencia es enemigo de Cristo y de la Santa Virgen y de los Santos, vengador del diablo y de los demonios, y muestra de hecho su pesar porque los santos de Dios sean venerados y glorificados, y el diablo despreciado. Pues el icono es un triunfo y mostración e inscripción en memoria de la victoria de los virtuosos y de la vergüenza de los vencidos y derrotados".
Los fieles "al ver las pinturas", es decir, los iconos, son remitidos "al sentido y veneración del representado". Por tanto, el icono no es un fin en sí mismo, sino un medio mediante el cual el creyente es remitido al sentido, la memoria de la vida, grata a Dios, del santo representado, y de esta manera es invitado a imitarlo, lo cual constituye la veneración del santo o mártir representado.
De todo esto se desprende que la semejanza, relativa o absoluta, entre la apariencia histórica, real, del modelo y la representada en el icono, es algo secundario en los iconos eclesiásticos. Lo primero y principal en ellos es su cualidad y capacidad de remitir a sus modelos, y a ello contribuye de modo importante la inscripción, es decir, la escritura sobre ellos del nombre del representado. Y, desde luego, la figura de cada representado no es invención de los pintores, sino, como observa el sagrado Focio "la prédica divina e ininterrumpida de la larguísima tradición apostólica y patriarcal, trabajándola y elaborándola según unos mismos y sagrados principios, no representa ni da forma a nada de la indecencia material o de la curiosidad humana al presentar las figuras de los santos. Mostrando y revelando toda su labor, nos ofrece puras e incontaminadas en los sagrados iconos las formas de los prototipos de un modo adecuado a la santidad".
El icono es, según el sagrado Focio, "arquetipo exacto" en cuanto a la figura, la inclinación, las representaciones del modelo, pero especialmente en cuanto a su más profundo contenido teológico y a la gracia santificadora y bendición del representado, que alienta ininterrumpidamente en ellos, como en el modelo, y con la cual comulgan absolutamente cuantos veneran y reverencian, honrándolo, su icono.
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RAS DIPI - PUBLICACIONES CULTURALES Y LECTURAS
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martes, 15 de diciembre de 2015
LA VENERACIÓN Y PROSTERNACIÓN ANTE LOS SAGRADOS ICONOS
miércoles, 8 de julio de 2015
Hipóstasis
Hipóstasis
Hipóstasis es un término de origen griego usado a menudo, aunque imprecisamente, como equivalente de ser o sustancia, pero en tanto que realidad de la ontología. Puede traducirse como ‘ser de un modo verdadero’, ‘ser de un modo real’ o también ‘verdadera realidad’.
Unión hipostática
En teología cristiana se emplea la palabra persona para referirse a la hipóstasis de la Santísima Trinidad, queriendo significar ‘sustancia individual o singular’, algo distinto de la naturaleza (physis) y la esencia (ousía). En particular, en el cristianismo ortodoxo, se proclama que la Santísima Trinidad son tres personas distintas e inconfundibles, pero, cada una de ellas, hipóstasis de una misma esencia inmaterial (cfr. credo niceno sin cláusula filioque).
La unión hipostática es un término técnico que designa la unión de las dos naturalezas, divina y humana, que en la teología cristiana se atribuye a la persona de Jesús. De esta manera, Cristo es Dios en la carne (Juan 1:1,14; Col 2:9; Juan 8:58;10:30-34; Heb 1:8), y es plenamente Dios y plenamente hombre (Col 2:9). Así, tiene dos naturalezas, la de Dios y la humana, y no es “mitad Dios, mitad hombre”. Nunca perdió su divinidad, ni hubiese podido hacerlo.
Continuó existiendo como Dios cuando se encarnó y agregó la naturaleza humana a su eterna naturaleza divina (Fil 2:5-11). Consecuentemente, en Jesucristo está la “unión, en una sola persona, de una plena naturaleza humana y una plena naturaleza divina”.
Jesús como Dios: es adorado (Mt 2:2,11;14:33), se le ora (Hch 7:59), no tuvo pecado (1Pedro 2:22; Heb 4:15), es omnisciente (Juan 21:17), da vida eterna (Juan 10:28) y en él habita la plenitud de la Deidad (Col 2:9).
Jesús como hombre: adoró al Padre (Juan 17), oró al Padre (Juan 17:1), fue tentado a pecar (Mt 4:1), creció en sabiduría (Lc 2:52), pudo morir (Rom 5:8) y tiene un cuerpo de carne y hueso (Lc 24:39).
La unión hipostática es, según la teología cristiana, la unión entre el Verbo de Dios y una naturaleza humana en la única persona del Hijo de Dios. Esta es la base de la doctrina cristiana, en la Trinidad, el Dios único de la tradición judeocristiana, hipóstasis (persona), physis (naturaleza) en la unidad de una misma ousía (sustancia); el Verbo corresponde entonces a la segunda hipóstasis o persona, el Hijo. El calificativo de hipostática que se da a la unión, en Jesús de Nazaret, de la naturaleza humana y la divina alude al hecho de que se trata de una unión según la hipóstasis/persona del Verbo o Hijo de Dios; vale decir, si bien tanto la naturaleza divina como la humana mantienen todos los atributos que les son propios, de modo, por ejemplo, que se puede decir que, en Jesús de Nazaret, se dan dos voluntades, dos entendimientos y dos naturalezas (todas a la vez divinas y humanas), forman con todo, una sola persona, un único centro de imputación de conducta, y esta persona corresponde al Verbo de Dios encarnado, el Dios-hombre. Junto con la doctrina de la Trinidad, la de la Encarnación del Verbo constituye el núcleo de la la fe cristiana, que la distingue drásticamente de su tronco y raigambre hebrea; particularmente la Encarnación constituye el contenido neto de los textos neotestamentarios que, en la perspectiva cristiana continúa, interpreta y perfecciona la fe en el Dios de Israel.
La definición dogmática de Calcedonia parte de un único sujeto (Jesucristo) que es "uno y el mismo"; con verdadera divinidad y verdadera humanidad; consustancial tanto al Padre como a nosotros, la humanidad que asume es idéntica a la nuestra salvo en el pecado.
Utiliza cuatro adverbios (en griego) para decir que es sin transformación de una naturaleza en la otra; sin conversión de las dos en una tercera; sin separación y sin superposición. citando el Concilio de Calcedonia "En dos naturalezas, sin confusión, sin cambio, sin división, sin separación"1
La unión de las naturalezas, constituye una hipóstasis, de tal forma que no se puede decir que hay dos personas, sino sólo una. Las dos naturalezas son realidades que no se superponen ni se confunden con la unión, sino que, manteniendo cada una su consistencia óntica y dinámica, ambas constituyen la única hipóstasis o persona de Cristo.
La dificultad que tienen muchas personas para entender la definición es que parten de una noción atea, autónoma y cerrada de la concepción de creatura frente al creador, considerando que sólo hay verdadera autonomía cuando hay absoluta independencia tanto en el hacer como en el ser. Esta concepción muy extendida hoy en día es un gravísimo error antropológico ya que consiste en pensar que el hombre es una persona sin alteridad, y que la libertad se define por la independencia y no por la proexistencia.
Hipóstasis es un término de origen griego usado a menudo, aunque imprecisamente, como equivalente de ser o sustancia, pero en tanto que realidad de la ontología. Puede traducirse como ‘ser de un modo verdadero’, ‘ser de un modo real’ o también ‘verdadera realidad’.
Unión hipostática
En teología cristiana se emplea la palabra persona para referirse a la hipóstasis de la Santísima Trinidad, queriendo significar ‘sustancia individual o singular’, algo distinto de la naturaleza (physis) y la esencia (ousía). En particular, en el cristianismo ortodoxo, se proclama que la Santísima Trinidad son tres personas distintas e inconfundibles, pero, cada una de ellas, hipóstasis de una misma esencia inmaterial (cfr. credo niceno sin cláusula filioque).
La unión hipostática es un término técnico que designa la unión de las dos naturalezas, divina y humana, que en la teología cristiana se atribuye a la persona de Jesús. De esta manera, Cristo es Dios en la carne (Juan 1:1,14; Col 2:9; Juan 8:58;10:30-34; Heb 1:8), y es plenamente Dios y plenamente hombre (Col 2:9). Así, tiene dos naturalezas, la de Dios y la humana, y no es “mitad Dios, mitad hombre”. Nunca perdió su divinidad, ni hubiese podido hacerlo.
Continuó existiendo como Dios cuando se encarnó y agregó la naturaleza humana a su eterna naturaleza divina (Fil 2:5-11). Consecuentemente, en Jesucristo está la “unión, en una sola persona, de una plena naturaleza humana y una plena naturaleza divina”.
Jesús como Dios: es adorado (Mt 2:2,11;14:33), se le ora (Hch 7:59), no tuvo pecado (1Pedro 2:22; Heb 4:15), es omnisciente (Juan 21:17), da vida eterna (Juan 10:28) y en él habita la plenitud de la Deidad (Col 2:9).
Jesús como hombre: adoró al Padre (Juan 17), oró al Padre (Juan 17:1), fue tentado a pecar (Mt 4:1), creció en sabiduría (Lc 2:52), pudo morir (Rom 5:8) y tiene un cuerpo de carne y hueso (Lc 24:39).
La unión hipostática es, según la teología cristiana, la unión entre el Verbo de Dios y una naturaleza humana en la única persona del Hijo de Dios. Esta es la base de la doctrina cristiana, en la Trinidad, el Dios único de la tradición judeocristiana, hipóstasis (persona), physis (naturaleza) en la unidad de una misma ousía (sustancia); el Verbo corresponde entonces a la segunda hipóstasis o persona, el Hijo. El calificativo de hipostática que se da a la unión, en Jesús de Nazaret, de la naturaleza humana y la divina alude al hecho de que se trata de una unión según la hipóstasis/persona del Verbo o Hijo de Dios; vale decir, si bien tanto la naturaleza divina como la humana mantienen todos los atributos que les son propios, de modo, por ejemplo, que se puede decir que, en Jesús de Nazaret, se dan dos voluntades, dos entendimientos y dos naturalezas (todas a la vez divinas y humanas), forman con todo, una sola persona, un único centro de imputación de conducta, y esta persona corresponde al Verbo de Dios encarnado, el Dios-hombre. Junto con la doctrina de la Trinidad, la de la Encarnación del Verbo constituye el núcleo de la la fe cristiana, que la distingue drásticamente de su tronco y raigambre hebrea; particularmente la Encarnación constituye el contenido neto de los textos neotestamentarios que, en la perspectiva cristiana continúa, interpreta y perfecciona la fe en el Dios de Israel.
La definición dogmática de Calcedonia parte de un único sujeto (Jesucristo) que es "uno y el mismo"; con verdadera divinidad y verdadera humanidad; consustancial tanto al Padre como a nosotros, la humanidad que asume es idéntica a la nuestra salvo en el pecado.
Utiliza cuatro adverbios (en griego) para decir que es sin transformación de una naturaleza en la otra; sin conversión de las dos en una tercera; sin separación y sin superposición. citando el Concilio de Calcedonia "En dos naturalezas, sin confusión, sin cambio, sin división, sin separación"1
La unión de las naturalezas, constituye una hipóstasis, de tal forma que no se puede decir que hay dos personas, sino sólo una. Las dos naturalezas son realidades que no se superponen ni se confunden con la unión, sino que, manteniendo cada una su consistencia óntica y dinámica, ambas constituyen la única hipóstasis o persona de Cristo.
La dificultad que tienen muchas personas para entender la definición es que parten de una noción atea, autónoma y cerrada de la concepción de creatura frente al creador, considerando que sólo hay verdadera autonomía cuando hay absoluta independencia tanto en el hacer como en el ser. Esta concepción muy extendida hoy en día es un gravísimo error antropológico ya que consiste en pensar que el hombre es una persona sin alteridad, y que la libertad se define por la independencia y no por la proexistencia.
lunes, 29 de junio de 2015
¿Por qué los Cristianos Ortodoxos se "persignan a sí mismos" diferente que los Católicos Romanos?
¿Por qué los Cristianos Ortodoxos se "persignan a sí mismos" diferente que los Católicos Romanos?
por ORTHODOXY COGNATE el 27 de junio 2015
en Noticias Destacadas
Los Ortodoxos tocan su hombro derecho primero, y luego el izquierdo, mientras que los Católicos Romanos primero tocan su hombro izquierdo. Es importante esta diferencia? Hace alguna diferencia?
Los ortodoxos se persignan a si mismos de derecha a izquierda. En primer lugar vamos a describir la mecánica de hacer la cruz, y luego explicar por qué es en verdad importante que hagamos la señal de la cruz correctamente.
"La colocación de la cruz en sí mismo"
1 Ponemos nuestro pulgar y los primeros dos dedos juntos en un punto, y nuestros últimos dos dedos extendidos completamente contra nuestra palma. Los tres dedos juntos representan la Santísima Trinidad - Padre, Hijo y Espíritu Santo, y los dos dedos en la palma representan las dos naturalezas en Kristos.
2 Tocamos nuestra frente, luego nuestro vientre, trazando la parte vertical de la cruz.
3 Desde nuestro vientre, traemos nuestra mano hasta el hombro derecho, tocando.
4 Terminamos de colocar la cruz en nosotros mismos tocando el hombro izquierdo.
El acto de "La colocación de la cruz en sí mismo" es una solicitud de una bendición de Dios. Hacemos esto de derecha a izquierda para reflejar las acciones del sacerdote cuando él nos bendice. El sacerdote, mirando a los feligreses, bendice de izquierda a derecha. Por lo tanto, los feligreses, poniendo el signo de la cruz en sí mismos, lo hacen de derecha a izquierda.
Debido a que el Señor separa las ovejas de las cabras, poniendo las ovejas fieles en su lado derecho, y los cabritos a su izquierda, la Iglesia siempre trata el lado derecho como el lado preferido. Nosotros sólo nos cruzamos con nuestra mano derecha. El sacerdote, al bendecir a una persona, primero toca o apunta a su lado DERECHO, luego a su izquierda. También la incensación de la Santa Mesa en el Altar se hace siempre desde la banda derecha primero; incensación del iconostasio, la Congregación y de la Iglesia misma comienza siempre con el lado derecho. El sacerdote siempre da la comunión con su mano derecha, aunque él sea zurdo. Hay otros ejemplos de esta preferencia del lado derecho.
Cuando los padres hacen la señal de la cruz sobre un niño, ellos cruzarán desde la izquierda a la derecha, al igual que el sacerdote bendice. Cuando hacen el signo de la cruz sobre sí mismos, lo harían, lógicamente, a la inversa.
La Enciclopedia Católica afirma que en la Iglesia Católica Romana, los fieles a sí mismos se persignaban de derecha a izquierda, al igual que lo hacen los ortodoxos, hasta el siglo XV o XVI. Ellos deberían explicar por qué han cambiado una tradición antigua y apostólica. No podemos contestar en cuanto a sus motivaciones.
¿Es importante persignarnos a nosotros mismos de una manera particular? En una palabra, sí. No tenemos la autoridad para elegir querramos o no lo las partes de la Tradición Christina que queremos seguir. Nuestros padres, e innumerables santos se persignaron de derecha a izquierda. Iconos antiguos muestran a Kristos o a obispos comenzar una bendición de derecha a izquierda. el lado derecho se denomina de manera preferencial muchas veces en las Escrituras y nuestros himnos sagrados ¿Qué debemos querer cambiar?
Gracias por el P. Alexander Lebedev para proporcionar la mayor parte de las ideas en esta respuesta.
por ORTHODOXY COGNATE el 27 de junio 2015
en Noticias Destacadas
Los Ortodoxos tocan su hombro derecho primero, y luego el izquierdo, mientras que los Católicos Romanos primero tocan su hombro izquierdo. Es importante esta diferencia? Hace alguna diferencia?
Los ortodoxos se persignan a si mismos de derecha a izquierda. En primer lugar vamos a describir la mecánica de hacer la cruz, y luego explicar por qué es en verdad importante que hagamos la señal de la cruz correctamente.
"La colocación de la cruz en sí mismo"
1 Ponemos nuestro pulgar y los primeros dos dedos juntos en un punto, y nuestros últimos dos dedos extendidos completamente contra nuestra palma. Los tres dedos juntos representan la Santísima Trinidad - Padre, Hijo y Espíritu Santo, y los dos dedos en la palma representan las dos naturalezas en Kristos.
2 Tocamos nuestra frente, luego nuestro vientre, trazando la parte vertical de la cruz.
3 Desde nuestro vientre, traemos nuestra mano hasta el hombro derecho, tocando.
4 Terminamos de colocar la cruz en nosotros mismos tocando el hombro izquierdo.
El acto de "La colocación de la cruz en sí mismo" es una solicitud de una bendición de Dios. Hacemos esto de derecha a izquierda para reflejar las acciones del sacerdote cuando él nos bendice. El sacerdote, mirando a los feligreses, bendice de izquierda a derecha. Por lo tanto, los feligreses, poniendo el signo de la cruz en sí mismos, lo hacen de derecha a izquierda.
Debido a que el Señor separa las ovejas de las cabras, poniendo las ovejas fieles en su lado derecho, y los cabritos a su izquierda, la Iglesia siempre trata el lado derecho como el lado preferido. Nosotros sólo nos cruzamos con nuestra mano derecha. El sacerdote, al bendecir a una persona, primero toca o apunta a su lado DERECHO, luego a su izquierda. También la incensación de la Santa Mesa en el Altar se hace siempre desde la banda derecha primero; incensación del iconostasio, la Congregación y de la Iglesia misma comienza siempre con el lado derecho. El sacerdote siempre da la comunión con su mano derecha, aunque él sea zurdo. Hay otros ejemplos de esta preferencia del lado derecho.
Cuando los padres hacen la señal de la cruz sobre un niño, ellos cruzarán desde la izquierda a la derecha, al igual que el sacerdote bendice. Cuando hacen el signo de la cruz sobre sí mismos, lo harían, lógicamente, a la inversa.
La Enciclopedia Católica afirma que en la Iglesia Católica Romana, los fieles a sí mismos se persignaban de derecha a izquierda, al igual que lo hacen los ortodoxos, hasta el siglo XV o XVI. Ellos deberían explicar por qué han cambiado una tradición antigua y apostólica. No podemos contestar en cuanto a sus motivaciones.
¿Es importante persignarnos a nosotros mismos de una manera particular? En una palabra, sí. No tenemos la autoridad para elegir querramos o no lo las partes de la Tradición Christina que queremos seguir. Nuestros padres, e innumerables santos se persignaron de derecha a izquierda. Iconos antiguos muestran a Kristos o a obispos comenzar una bendición de derecha a izquierda. el lado derecho se denomina de manera preferencial muchas veces en las Escrituras y nuestros himnos sagrados ¿Qué debemos querer cambiar?
Gracias por el P. Alexander Lebedev para proporcionar la mayor parte de las ideas en esta respuesta.
jueves, 4 de junio de 2015
¿Fueron Todos los Hombres Vegetarianos Antes del diluvio?
¿Fueron Todos los Hombres Vegetarianos Antes del diluvio?
Por Eric Lyons, M.Min.
Después de la creación del hombre y los animales terrestres en el sexto día de la semana creativa, Dios instruyó a Adán, diciendo, “He aquí que os he dado toda planta que da semilla, que está sobre toda la tierra, y todo árbol en que hay fruto y que da semilla; os serán para comer” (Génesis 1:29). No existe registro de que Dios dijera a Adán y Eva que podían matar vacas o freír pollos, pero Él sí les autorizó comer las semillas y frutos de las plantas y árboles. En el siguiente capítulo de Génesis, se registra que Dios dijo a Adán que él podía comer “de todo árbol del huerto” (excepto del árbol de la ciencia del bien y del mal—2:16-17). Note que no se dice nada aquí en cuanto a los animales—solamente la vegetación. Luego otro vez, en Génesis 3, cuando Dios sentenció a Adán y Eva a vivir fuera del Huerto del Edén, dijo: “Comerás plantas del campo. Con el sudor de tu rostro comerás el pan hasta que vuelvas a la tierra” (3:18-19). Tres veces en los primeros tres capítulos de la Biblia, Dios instruyó al hombre en cuanto a su dieta. Cada vez, la Biblia registra solamente la permisión divina a comer vegetales (algunos de los cuales podían producir pan—3:19). Ningún pasaje bíblico menciona que Dios dio permiso al hombre para comer cualquier clase de animal hasta después del Diluvio. Entonces Dios dijo:
El temor y el miedo de vosotros estarán sobre todo animal de la tierra, y sobre toda ave de los cielos, en todo lo que se mueva sobre la tierra, y en todos los peces del mar; en vuestra mano son entregados. Todo lo que se mueve y vive, os será para mantenimiento: así como las legumbres y plantas verdes, os lo he dado todo (Génesis 9:2-3, énfasis añadido).
Así como Dios había autorizado al hombre a comer “plantas verdes” muchos siglos antes, después del Diluvio, Dios dio Su permiso al hombre para comer “todo”—incluyendo a los animales que se mueven en la tierra y que nadan en el mar. [NOTA: Parece que las leyes en cuanto al consumo de animales limpios e impuros no se dieron sino hasta la Ley de Moisés (Levítico 11; Deuteronomio 14:3-21). Aunque se hizo una diferencia entre animales limpios e impuros antes del Diluvio (cf. Génesis 7:2-3), esta distinción parece haberse aplicado solamente al tema del sacrificio, no al consumo (cf. Génesis 8:20)].
Para responder la pregunta, “¿Fueron todos los hombres vegetarianos antes del Diluvio?”, se puede concluir que la Biblia revela que Dios dio instrucciones solamente en cuanto al consumo de vegetales antes del Diluvio. La Palabra de Dios claramente guarda silencio en cuanto al consumo de animales. Sin embargo, el hecho que Dios aparentemente no autorizara al hombre a comer carne animal antes del Diluvio, no significa que los hombres cumplieran con esta regulación. Parece ser muy probable que hubiera personas que fueran más allá de lo que Dios permitió y comieran varias clases de animales. No es difícil imaginar que los que vivieron inmediatamente antes del Diluvio, cuyos pensamientos eran de continuo el mal (Génesis 6:5), se acercaran a una oveja sacrificial, olieran el dulce aroma y tomaran un bocado de la pierna del animal (cf. 1 Samuel 2:12-17).
Algunos han preguntado por qué el hijo de Adán, Abel, criaba ovejas, si se suponía que él y sus descendientes serían vegetarianos. Aunque la Biblia no dice exactamente por qué “Abel fue pastor de ovejas” (Génesis 4:2), muy probablemente es porque al criar ovejas, Abel podía obtener ropa para él y otros, como también animales que otros obtendrían de él para hacer sacrificios a YHVH. Algo que sabemos con seguridad es que antes del Diluvio, no leemos que Dios dio permiso a los humanos para comer carne animal. En cambio, al menos tres veces antes del Diluvio la Biblia menciona que Dios autorizó el fruto de la Tierra para el consumo humano. Además, Génesis 9:2-3 enfatiza que antes del Diluvio existía una relación muy diferente entre los animales y los humanos. Los animales comenzaron a temer a los humanos, y se les permitió a los humanos consumir la carne animal, “así como las legumbres y plantas verdes” se permitieron desde el principio de la Creación (9:3; 1:29).
lunes, 30 de marzo de 2015
EL REVISIONISMO HISTÓRICO
EL REVISIONISMO HISTÓRICO
El revisionismo histórico es el estudio y reinterpretación de la historia. Tiene un uso académico legítimo y otro peyorativo. Su uso académico se refiere a la reinterpretación de hechos históricos a la luz de nuevos datos, o nuevos análisis más precisos o menos sesgados de datos conocidos.
El revisionismo presupone que entre los historiadores, o el público general, existe una forma generalmente aceptada de entender un acontecimiento o un proceso histórico y que hay razones para ponerla en duda. Esas razones pueden ser de distinto tipo: la puesta en valor de nuevos documentos, el cambio de paradigma historiográfico; o también el cambio de los valores desde los que se observa el pasado. En los casos de revisionismo no académico o pseudocientífico suele acusarse a quien lo practica de dedicarse al uso político de la historia y de no respetar la neutralidad y el espíritu crítico en la relación con las fuentes considerados básicos en el trabajo del historiador.
El revisionismo académico
En el ámbito académico, la revisión de las formas de entender el pasado forma parte de la tarea del historiador profesional. Una de las grandes polémicas revisionistas vino con el segundo centenario de la Revolución francesa, con la llamada querella de los historiadores. Las explicaciones estructurales y marxistas de la década de 1960 fueron puestas en duda por historiadores que enfatizaban las decisiones políticas y la ideología, y que colocaban al terror como su motor explicativo. A partir de esta polémica ha sido habitual en algunos ámbitos académicos denominar revisionistas a los historiadores que utilizan explicaciones de los procesos históricos en términos de cultura política, ideología y decisión, en vez de estructuras sociales y condicionantes económicos.
En el mundo anglosajón y en menor medida el francófono es muy común que la palabra revisionismo aparezca en el título de obras académicas haciendo referencia a su sentido más literal. Por ejemplo, S.P. MacKenzie, un historiador militar estadounidense, se sintió incómodo con el trato que la historiografía daba al compromiso de los soldados con la causa en los ejércitos revolucionarios. Ya fuese el ejército puritano de Cromwell, el de la leva en masa de la Revolución francesa, el Ejército Libertador de Simón Bolívar, las Brigadas Internacionales en la guerra civil española, o las Waffen SS de la Alemania nazi durante la Segunda Guerra Mundial, le pareció que en demasiadas ocasiones se atribuían sus buenos resultados militares al compromiso ideológico de los soldados y no a su número, su armamento, o a la pericia de los oficiales. Emprendió entonces una tarea revisionista: se documentó sobre esas unidades militares y su comportamiento en diferentes batallas, victorias y derrotas, y lo comparó con el de las unidades regulares. El resultado le pareció inequívoco: los historiadores en muchas ocasiones habían atribuido los éxitos militares de esas unidades al compromiso de los soldados, aunque la comparación sistemática muestra que en circunstancias similares un ejército regular hubiese vencido de la misma manera.
A veces, el simple paso del tiempo permite cambiar la perspectiva a la comunidad de historiadores, pues un punto de llegada diferente invita a evaluar de forma nueva la trayectoria histórica pasada. Por ejemplo, parte de la historia económica y política española de la década de 1960 comparaba la España de Franco con las democracias europeas y veía la trayectoria del país desde siglo XIX como un fracaso: fracaso de la industrialización, fracaso del liberalismo político. Durante la década de 1990, desde los mismos valores se podía mirar al pasado, en especial al período de la restauración (1874–1923) y encontrar muchos rasgos positivos que permitieron desembocar a finales del siglo XX en una democracia avanzada. En vez de buscar en la historia los elementos que explicaban el punto de llegada «fracaso» (como la inexistencia de una revolución burguesa), algunos historiadores revisaron la historia y buscaron precursores del «éxito» (Como la práctica parlamentaria casi ininterrumpida entre 1834 y 1923). Estos cambios de interpretación suelen venir acompañados de controversia historiográfica dentro del mundo académico.
El revisionismo no académico y pseudocientífico
Por otra parte, la actividad de revisar el pasado la puede practicar cualquier periodista o investigador aficionado y, salvo en casos excepcionales, está protegida por la libertad de pensamiento y expresión. Además, como la historia es un terreno fecundo para la controversia política y en muchas ocasiones la legitimidad de apuestas políticas del presente se fundamenta en trayectorias históricas del pasado, la revisión histórica puede estar cargada de polémica. (v. Uso político de la historia). Casos famosos, como el del Negacionismo del Holocausto (que niega la existencia de un plan para el exterminio de los judíos en la Alemania Nazi), han dado lugar a legislación en algunos países que tratan esa versión de la historia como delito, considerando que se trata de «una mentira deliberada, con fines políticos, que no tiene nada que ver con interpretar la evidencia histórica y, en cambio, se aproxima a la apología de un régimen criminal».
En ocasiones, las fronteras entre el revisionismo académico y el seudocientífico son objeto de disputa. A priori, los revisionistas externos al mundo académico pueden hacer un trabajo excelente en términos historiográficos. Del mismo modo, un historiador académico puede trabajar fuera del canon historiográfico y convertirse en una suerte de revisionista no académico. Sin embargo, los revisionistas que han alcanzado mayor resonancia en la opinión pública normalmente se han beneficiado más de la existencia de un público o grupo mediático ávido de polémica, que no da una aportación original al conocimiento histórico. La figura del revisionista no académico suele presentarse como un Quijote que se esfuerza por hacer aparecer una supuesta verdad frente a un establishment que le margina. Algunos editores de historiadores académicos también han descubierto que entrar en polémica con estas figuras mediáticas les sirve para vender más libros.
Las críticas al revisionismo no académico desde la historiografía profesional suelen hacer referencia a su carácter seudocientífico, por la utilización fraudulenta de los mecanismos de verosimilitud con los que se construye un discurso histórico:
- Utilización acrítica de documentos.
- Uso de citas falsas o forzadas.
- Falta de contextualización o desvalorización caprichosa de información relevante.
En contrapartida, las críticas a la historiografía académica suelen aducir que ésta nunca ha estado libre de prejuicios ideológicos, y que, por otra parte, cuando se construye como discurso científico neutro no suele interesar al público general y falla en su compromiso cívico.
El revisionismo histórico es el estudio y reinterpretación de la historia. Tiene un uso académico legítimo y otro peyorativo. Su uso académico se refiere a la reinterpretación de hechos históricos a la luz de nuevos datos, o nuevos análisis más precisos o menos sesgados de datos conocidos.
El revisionismo presupone que entre los historiadores, o el público general, existe una forma generalmente aceptada de entender un acontecimiento o un proceso histórico y que hay razones para ponerla en duda. Esas razones pueden ser de distinto tipo: la puesta en valor de nuevos documentos, el cambio de paradigma historiográfico; o también el cambio de los valores desde los que se observa el pasado. En los casos de revisionismo no académico o pseudocientífico suele acusarse a quien lo practica de dedicarse al uso político de la historia y de no respetar la neutralidad y el espíritu crítico en la relación con las fuentes considerados básicos en el trabajo del historiador.
El revisionismo académico
En el ámbito académico, la revisión de las formas de entender el pasado forma parte de la tarea del historiador profesional. Una de las grandes polémicas revisionistas vino con el segundo centenario de la Revolución francesa, con la llamada querella de los historiadores. Las explicaciones estructurales y marxistas de la década de 1960 fueron puestas en duda por historiadores que enfatizaban las decisiones políticas y la ideología, y que colocaban al terror como su motor explicativo. A partir de esta polémica ha sido habitual en algunos ámbitos académicos denominar revisionistas a los historiadores que utilizan explicaciones de los procesos históricos en términos de cultura política, ideología y decisión, en vez de estructuras sociales y condicionantes económicos.
En el mundo anglosajón y en menor medida el francófono es muy común que la palabra revisionismo aparezca en el título de obras académicas haciendo referencia a su sentido más literal. Por ejemplo, S.P. MacKenzie, un historiador militar estadounidense, se sintió incómodo con el trato que la historiografía daba al compromiso de los soldados con la causa en los ejércitos revolucionarios. Ya fuese el ejército puritano de Cromwell, el de la leva en masa de la Revolución francesa, el Ejército Libertador de Simón Bolívar, las Brigadas Internacionales en la guerra civil española, o las Waffen SS de la Alemania nazi durante la Segunda Guerra Mundial, le pareció que en demasiadas ocasiones se atribuían sus buenos resultados militares al compromiso ideológico de los soldados y no a su número, su armamento, o a la pericia de los oficiales. Emprendió entonces una tarea revisionista: se documentó sobre esas unidades militares y su comportamiento en diferentes batallas, victorias y derrotas, y lo comparó con el de las unidades regulares. El resultado le pareció inequívoco: los historiadores en muchas ocasiones habían atribuido los éxitos militares de esas unidades al compromiso de los soldados, aunque la comparación sistemática muestra que en circunstancias similares un ejército regular hubiese vencido de la misma manera.
A veces, el simple paso del tiempo permite cambiar la perspectiva a la comunidad de historiadores, pues un punto de llegada diferente invita a evaluar de forma nueva la trayectoria histórica pasada. Por ejemplo, parte de la historia económica y política española de la década de 1960 comparaba la España de Franco con las democracias europeas y veía la trayectoria del país desde siglo XIX como un fracaso: fracaso de la industrialización, fracaso del liberalismo político. Durante la década de 1990, desde los mismos valores se podía mirar al pasado, en especial al período de la restauración (1874–1923) y encontrar muchos rasgos positivos que permitieron desembocar a finales del siglo XX en una democracia avanzada. En vez de buscar en la historia los elementos que explicaban el punto de llegada «fracaso» (como la inexistencia de una revolución burguesa), algunos historiadores revisaron la historia y buscaron precursores del «éxito» (Como la práctica parlamentaria casi ininterrumpida entre 1834 y 1923). Estos cambios de interpretación suelen venir acompañados de controversia historiográfica dentro del mundo académico.
El revisionismo no académico y pseudocientífico
Por otra parte, la actividad de revisar el pasado la puede practicar cualquier periodista o investigador aficionado y, salvo en casos excepcionales, está protegida por la libertad de pensamiento y expresión. Además, como la historia es un terreno fecundo para la controversia política y en muchas ocasiones la legitimidad de apuestas políticas del presente se fundamenta en trayectorias históricas del pasado, la revisión histórica puede estar cargada de polémica. (v. Uso político de la historia). Casos famosos, como el del Negacionismo del Holocausto (que niega la existencia de un plan para el exterminio de los judíos en la Alemania Nazi), han dado lugar a legislación en algunos países que tratan esa versión de la historia como delito, considerando que se trata de «una mentira deliberada, con fines políticos, que no tiene nada que ver con interpretar la evidencia histórica y, en cambio, se aproxima a la apología de un régimen criminal».
En ocasiones, las fronteras entre el revisionismo académico y el seudocientífico son objeto de disputa. A priori, los revisionistas externos al mundo académico pueden hacer un trabajo excelente en términos historiográficos. Del mismo modo, un historiador académico puede trabajar fuera del canon historiográfico y convertirse en una suerte de revisionista no académico. Sin embargo, los revisionistas que han alcanzado mayor resonancia en la opinión pública normalmente se han beneficiado más de la existencia de un público o grupo mediático ávido de polémica, que no da una aportación original al conocimiento histórico. La figura del revisionista no académico suele presentarse como un Quijote que se esfuerza por hacer aparecer una supuesta verdad frente a un establishment que le margina. Algunos editores de historiadores académicos también han descubierto que entrar en polémica con estas figuras mediáticas les sirve para vender más libros.
Las críticas al revisionismo no académico desde la historiografía profesional suelen hacer referencia a su carácter seudocientífico, por la utilización fraudulenta de los mecanismos de verosimilitud con los que se construye un discurso histórico:
- Utilización acrítica de documentos.
- Uso de citas falsas o forzadas.
- Falta de contextualización o desvalorización caprichosa de información relevante.
En contrapartida, las críticas a la historiografía académica suelen aducir que ésta nunca ha estado libre de prejuicios ideológicos, y que, por otra parte, cuando se construye como discurso científico neutro no suele interesar al público general y falla en su compromiso cívico.
miércoles, 18 de marzo de 2015
Abebe Bikila
Abebe Bikila (አበበ ቢቂላ) (7 de agosto de 1932 - Adís Abeba, 25 de octubre de 1973) fue un atleta etíope, dos veces ganador de la maratón olímpica.
Bikila nació en Mout, Etiopía, y llegaría a ser miembro de la Guardia Imperial de Haile Selassie. En 1960, este hombre demostró al mundo que el continente africano estaba preparado para hacer frente a occidente en el mundo del deporte. El etíope Abebe Bikila consiguió en Roma, desde donde las huestes de Mussolini habían partido para oprimir a su pueblo, la primera medalla de oro para África en unos Juegos Olímpicos tras imponerse, CORRIENDO DESCALZO, en la mítica prueba del maratón. Abebe Bikila enseñó el camino a la gloria e inspiró a las generaciones venideras. Desde entonces, los africanos se han hecho con el poder en las pruebas de fondo en el atletismo. Gebresselasie, su mejor pupilo, sentenció en su día: "Bikila hizo que los africanos pensáramos: Él es uno de nosotros, si él puede, nosotros también podemos hacerlo".
Abebe Bikila nació en 1932 en el norte de Etiopía, en un típico poblado llamado Jato. En su juventud, destacó como un buen nadador, un hábil jinete y un gran jugador de Guna, algo parecido al hockey jugado durante la Navidad. A los 17 años se trasladó a la capital, Addis Abeba, donde comenzó una carrera militar a las órdenes del emperador Haile Selassie I, quien para mantener a las tropas en buena forma física, diseñó actividades regulares deportivas. Si bien Abebe nunca había tenido en cuenta dedicarse al atletismo, el hecho de ver al equipo olímpico que iba a participar en Melbourne 1956 desfilar con la palabra ETIOPIA en el pecho le hizo ver la luz y cual sería su destino. Este programa le dio la oportunidad de desarrollar su talento natural para el deporte.
Sus inicios con Onni Niskanen
Más tarde, y como símbolo de la unidad de las fuerzas armadas, el régimen estableció un evento deportivo anual, que fue diseñado para reunir a las tres fuerzas, el Ejército, la Fuerza Aérea y la Marina en actividades compartidas. Bikila, en su primera participación, terminó la carrera en 2 horas 39 minutos y 50 segundos. Llegó aquí un punto de inflexión en su vida ya que entró en contacto con el conocido entrenador sueco Onni Niskanen, quien entonces era el director de atletismo del ministerio de educación.
El destino fue caprichoso con Bikila, pues Wami Biratu, el atleta seleccionado para competir en el maratón de los Juegos Olímpicos de Roma, se lesionó jugando un partido de fútbol, lo que propició la inclusión de Abebe en el equipo olímpico. Con la ayuda de Niskanen, Abebe empezó una intensa preparación para Roma, pero días antes de la gran cita, a Bikila le sale una molesta ampolla en un pie, por lo que decide correr descalzo y evitarse el dolor que le causaba la herida con zapatillas.
Abebe conquista Roma
Cuando empezó la carrera todo el mundo contemplaba asombrado a aquel atleta descalzo. Bikila no se acercó a las primeras posiciones hasta el km 10. A partir de ahí,tomó impulso sobre el empedrado romano y se unió a los líderes que para entonces se reducían al marroquí Abdessalem Rhadi, Arthur Kelly de Gran Bretaña y el belga Van den Dreissche. En el kilómetro 20, Abebe y Rahdi dejan a todos atrás y se lanzan en un mano a mano hacia la victoria. A poco para el final y a la altura del Obelisco de Axum, monumento expropiado a los etíopes por el régimen del 'Duce', Abebe lanzó el ataque final. Cruzó primero el Arco de Constantino, ganando la medalla de oro y bajando en 8 minutos el récord del mundo. "Quería que el mundo supiera que mi país, Etiopía, ha ganado siempre con determinación y heroísmo", afirmó. Bikila había redimido a su pueblo y puesto a África en el mapa del mundo a nivel deportivo.
Su entrenador Niskanen, al ser preguntado si le había sorprendido el triunfo de su pupilo declaró "La gente no conoce a Abebe como yo. Él no tiene miedo de sus rivales. Es todo fuerza de voluntad y dedicación . No he visto nunca a nadie como Abebe. Abebe fue hecho por él mismo, ni por mí, ni por nadie."
Repite gesta en Tokio
Su asalto a su tercera maratón olímpica en Mexico 1968 resultó un fracaso ya que unas molestias en la pierna y el mal de altura le obligaron a abandonar la prueba a media carrera. Cuentan que antes de abandonar animó a su compatriota Mamo Wolde que seguía en carrera: "no puedo seguir corriendo porque estoy gravemente enfermo. La responsabilidad de ganar una medalla de oro para Etiopía está en tu hombro". Mamo Wolde recogió el mensaje y terminó la carrera en primer lugar.
Destino cruel
Al año siguiente, en 1969, el destino fue cruel con Abebe Bikila. El atleta sufrió un grave accidente de coche en Addis Abeba al intentar esquivar una protesta estudiantil. Es enviado a Inglaterra por el emperador para ser tratado en los mejores hospitales pero los esfuerzos son inútiles y el atleta queda parapléjico para siempre. Al cabo de ocho meses regresó a Etiopía en una silla de ruedas y recibido por una multitud que le vitoreaba. Pero Abebe lo aceptó con asombrosa entereza: "Fue la voluntad de Dios que ganase en los Juegos y fue su voluntad que tuviera el accidente. Acepto esas victorias y acepto esta tragedia".
Su límite físico nunca le hizo renunciar a su amor por el deporte. Su espíritu competitivo nunca disminuyó. Desde su silla de ruedas participó en varios campeonatos de tiro con arco en Inglaterra para discapacitados en los que obtuvo grandes resultados, así como en los Juegos para parapléjicos de Noruega en 1971. Bikila se había ganado el respeto del mundo entero.
En 1972, fue invitado a los Juegos Olímpicos de Munich en calidad de invitado especial. Fue recibido con una ovación atronadora cuando entró en el estadio en su silla de ruedas. En memoria de su cuadragésimo cumpleaños se celebró una fiesta de gala en la Villa Olímpica en presencia de los atletas y funcionarios de la organización.
Abebe Bikila falleció el 20 de octubre de 1973, a los 41 años, por un derrame cerebral fruto del accidente. Se calcula que unas 100.000 personas, su majestad, miembros de las familias reales, embajadores, así como periodistas locales e internacionales asistieron al funeral de Estado.
Bikila nació en Mout, Etiopía, y llegaría a ser miembro de la Guardia Imperial de Haile Selassie. En 1960, este hombre demostró al mundo que el continente africano estaba preparado para hacer frente a occidente en el mundo del deporte. El etíope Abebe Bikila consiguió en Roma, desde donde las huestes de Mussolini habían partido para oprimir a su pueblo, la primera medalla de oro para África en unos Juegos Olímpicos tras imponerse, CORRIENDO DESCALZO, en la mítica prueba del maratón. Abebe Bikila enseñó el camino a la gloria e inspiró a las generaciones venideras. Desde entonces, los africanos se han hecho con el poder en las pruebas de fondo en el atletismo. Gebresselasie, su mejor pupilo, sentenció en su día: "Bikila hizo que los africanos pensáramos: Él es uno de nosotros, si él puede, nosotros también podemos hacerlo".
Abebe Bikila nació en 1932 en el norte de Etiopía, en un típico poblado llamado Jato. En su juventud, destacó como un buen nadador, un hábil jinete y un gran jugador de Guna, algo parecido al hockey jugado durante la Navidad. A los 17 años se trasladó a la capital, Addis Abeba, donde comenzó una carrera militar a las órdenes del emperador Haile Selassie I, quien para mantener a las tropas en buena forma física, diseñó actividades regulares deportivas. Si bien Abebe nunca había tenido en cuenta dedicarse al atletismo, el hecho de ver al equipo olímpico que iba a participar en Melbourne 1956 desfilar con la palabra ETIOPIA en el pecho le hizo ver la luz y cual sería su destino. Este programa le dio la oportunidad de desarrollar su talento natural para el deporte.
Sus inicios con Onni Niskanen
Más tarde, y como símbolo de la unidad de las fuerzas armadas, el régimen estableció un evento deportivo anual, que fue diseñado para reunir a las tres fuerzas, el Ejército, la Fuerza Aérea y la Marina en actividades compartidas. Bikila, en su primera participación, terminó la carrera en 2 horas 39 minutos y 50 segundos. Llegó aquí un punto de inflexión en su vida ya que entró en contacto con el conocido entrenador sueco Onni Niskanen, quien entonces era el director de atletismo del ministerio de educación.
El destino fue caprichoso con Bikila, pues Wami Biratu, el atleta seleccionado para competir en el maratón de los Juegos Olímpicos de Roma, se lesionó jugando un partido de fútbol, lo que propició la inclusión de Abebe en el equipo olímpico. Con la ayuda de Niskanen, Abebe empezó una intensa preparación para Roma, pero días antes de la gran cita, a Bikila le sale una molesta ampolla en un pie, por lo que decide correr descalzo y evitarse el dolor que le causaba la herida con zapatillas.
Abebe conquista Roma
Cuando empezó la carrera todo el mundo contemplaba asombrado a aquel atleta descalzo. Bikila no se acercó a las primeras posiciones hasta el km 10. A partir de ahí,tomó impulso sobre el empedrado romano y se unió a los líderes que para entonces se reducían al marroquí Abdessalem Rhadi, Arthur Kelly de Gran Bretaña y el belga Van den Dreissche. En el kilómetro 20, Abebe y Rahdi dejan a todos atrás y se lanzan en un mano a mano hacia la victoria. A poco para el final y a la altura del Obelisco de Axum, monumento expropiado a los etíopes por el régimen del 'Duce', Abebe lanzó el ataque final. Cruzó primero el Arco de Constantino, ganando la medalla de oro y bajando en 8 minutos el récord del mundo. "Quería que el mundo supiera que mi país, Etiopía, ha ganado siempre con determinación y heroísmo", afirmó. Bikila había redimido a su pueblo y puesto a África en el mapa del mundo a nivel deportivo.
Su entrenador Niskanen, al ser preguntado si le había sorprendido el triunfo de su pupilo declaró "La gente no conoce a Abebe como yo. Él no tiene miedo de sus rivales. Es todo fuerza de voluntad y dedicación . No he visto nunca a nadie como Abebe. Abebe fue hecho por él mismo, ni por mí, ni por nadie."
Repite gesta en Tokio
Su asalto a su tercera maratón olímpica en Mexico 1968 resultó un fracaso ya que unas molestias en la pierna y el mal de altura le obligaron a abandonar la prueba a media carrera. Cuentan que antes de abandonar animó a su compatriota Mamo Wolde que seguía en carrera: "no puedo seguir corriendo porque estoy gravemente enfermo. La responsabilidad de ganar una medalla de oro para Etiopía está en tu hombro". Mamo Wolde recogió el mensaje y terminó la carrera en primer lugar.
Destino cruel
Al año siguiente, en 1969, el destino fue cruel con Abebe Bikila. El atleta sufrió un grave accidente de coche en Addis Abeba al intentar esquivar una protesta estudiantil. Es enviado a Inglaterra por el emperador para ser tratado en los mejores hospitales pero los esfuerzos son inútiles y el atleta queda parapléjico para siempre. Al cabo de ocho meses regresó a Etiopía en una silla de ruedas y recibido por una multitud que le vitoreaba. Pero Abebe lo aceptó con asombrosa entereza: "Fue la voluntad de Dios que ganase en los Juegos y fue su voluntad que tuviera el accidente. Acepto esas victorias y acepto esta tragedia".
Su límite físico nunca le hizo renunciar a su amor por el deporte. Su espíritu competitivo nunca disminuyó. Desde su silla de ruedas participó en varios campeonatos de tiro con arco en Inglaterra para discapacitados en los que obtuvo grandes resultados, así como en los Juegos para parapléjicos de Noruega en 1971. Bikila se había ganado el respeto del mundo entero.
En 1972, fue invitado a los Juegos Olímpicos de Munich en calidad de invitado especial. Fue recibido con una ovación atronadora cuando entró en el estadio en su silla de ruedas. En memoria de su cuadragésimo cumpleaños se celebró una fiesta de gala en la Villa Olímpica en presencia de los atletas y funcionarios de la organización.
Abebe Bikila falleció el 20 de octubre de 1973, a los 41 años, por un derrame cerebral fruto del accidente. Se calcula que unas 100.000 personas, su majestad, miembros de las familias reales, embajadores, así como periodistas locales e internacionales asistieron al funeral de Estado.
jueves, 12 de marzo de 2015
LA SEÑAL DE QADAMAWI HAYLE SELASSIE
LA SEÑAL DE QADAMAWI HAYLE SELASSIE
Los dos triángulos:
En Kemet el triángulo apuntando hacia arriba representa el Fuego mientras que el triángulo apuntando hacia abajo es Agua. Combinados obtenemos los elementos naturales de la Trinidad.
Fuego, Agua y Aire (que es el espacio entre los dos triángulos).
Mateo 3:11
"Yo, en verdad, los bautizo a ustedes con agua para arrepentimiento, pero Aquél que viene detrás de mí es más poderoso que yo, a quien no soy digno de quitar las sandalias; El los bautizará con el Espíritu Santo y con fuego.
Otra reflexión:
El triángulo hacia arriba apunta al Cielo, y el triángulo hacia abajo apunta a la Tierra.
Cada triángulo tiene 3 puntos, los 3 puntos hacia arriba simbolizan la Divinidad expresada en la Triunidad Ortodoxa (Ab, Weld, Menfes Qdus, Ahadu Amlak = Padre, Hijo y Espíritu Santo. Un Dios).
Los tres puntos que están hacia abajo representan la triunidad del Ser Humano (Cuerpo, Mente y Alma, un Hombre).
Mateo 6:10
'' Venga a nosotros tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra.''
EL SELLO DE SALOMÓN ''Khatam Suleiman'' / ''Jatam Sholomo''
Formado por una superposición de dos triángulos equiláteros (a menudo, pero no indispensablemente, a su vez también entrelazados) que forman una figura geométrica con apariencia de estrella de seis puntas. Tiene su fuente de inspiración en el Cantar de los Cantares de Salomón.
Los dos triángulos superpuestos o entrelazados de la estrella israelita responden a un verso bíblico particularmente apreciado en el judaísmo y que de un modo simbólico expresa la íntima relación que se existe entre Dios y la humanidad:
Cantar de los Cantares 6:3
''Yo soy de mi amado, y mi amado es mío;''
Los dos triángulos:
En Kemet el triángulo apuntando hacia arriba representa el Fuego mientras que el triángulo apuntando hacia abajo es Agua. Combinados obtenemos los elementos naturales de la Trinidad.
Fuego, Agua y Aire (que es el espacio entre los dos triángulos).
Mateo 3:11
"Yo, en verdad, los bautizo a ustedes con agua para arrepentimiento, pero Aquél que viene detrás de mí es más poderoso que yo, a quien no soy digno de quitar las sandalias; El los bautizará con el Espíritu Santo y con fuego.
Otra reflexión:
El triángulo hacia arriba apunta al Cielo, y el triángulo hacia abajo apunta a la Tierra.
Cada triángulo tiene 3 puntos, los 3 puntos hacia arriba simbolizan la Divinidad expresada en la Triunidad Ortodoxa (Ab, Weld, Menfes Qdus, Ahadu Amlak = Padre, Hijo y Espíritu Santo. Un Dios).
Los tres puntos que están hacia abajo representan la triunidad del Ser Humano (Cuerpo, Mente y Alma, un Hombre).
Mateo 6:10
'' Venga a nosotros tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra.''
EL SELLO DE SALOMÓN ''Khatam Suleiman'' / ''Jatam Sholomo''
Formado por una superposición de dos triángulos equiláteros (a menudo, pero no indispensablemente, a su vez también entrelazados) que forman una figura geométrica con apariencia de estrella de seis puntas. Tiene su fuente de inspiración en el Cantar de los Cantares de Salomón.
Los dos triángulos superpuestos o entrelazados de la estrella israelita responden a un verso bíblico particularmente apreciado en el judaísmo y que de un modo simbólico expresa la íntima relación que se existe entre Dios y la humanidad:
Cantar de los Cantares 6:3
''Yo soy de mi amado, y mi amado es mío;''
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